Punto de vista de Selene
Clavé mi talón en el suelo, negándome a moverme un centímetro.
—¿Por qué? —le pregunté con calma. Aunque por dentro temblaba como una hoja. Podía decir que estaba enojado y un Licano enojado no siempre era algo bueno. Esta también sería la primera vez que se enojara conmigo.
—No me hagas repetirme —gruñó al levantarse y en voz alta me ordenó de nuevo:
— ¡Ven aquí!
Preparándome para lo peor, crucé la habitación hacia donde él estaba. Tan pronto como llegué, me agarró y me lanzó sobre la cama. Y en un rápido movimiento, rasgó mi ropa de mi cuerpo mientras se acomodaba a mi lado. Apreté los dientes, reprimiendo las lágrimas que se acumulaban en mis ojos... No podía luchar contra él.
—¿Hemos llegado a esto, Noé? —una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios.