Capítulo 68: Mi esposa y yo somos uno...

Punto de vista de Noé

—Rio, realmente necesito que te concentres ahora mismo. Esto es importante, ¡por favor!

—¿Por qué no podemos estar sin nuestra pareja? —me espetó irritado—. Ni siquiera estás intentando aparearte conmigo. Faltan tres días hasta que la luna de apareamiento desaparezca. No puedo creer que no estés haciendo ni un mínimo esfuerzo.

—Tengo mucho en qué pensar como para estar pensando en aparearme, Rio —apreté los dientes frustrado—. ¿Has visto mi escritorio? No me hagas empezar con las cosas que se han acumulado en la mesa de café. Te prometo que, tan pronto como resolvamos estos asuntos urgentes de la manada, te daré un gran premio.

—Te concentrarás más si recibo ese gran premio ahora. Ve a buscar a la Luna y aparea con ella. Por favor.

—¡Por el amor de Dios, Rio! —rugí, golpeando mi mano sobre el escritorio y lanzando todo por los aires—. Me estás torturando, detente.

—Lo mismo te digo a ti también —dijo obstinadamente.