Punto de vista de Selene
—¿Qué? —me levanté de un salto—. ¿Eso se supone que es algo? ¿Cómo puede mi presencia o ausencia impactar a todos?
—Mamá, por favor, date prisa, estoy muriéndome de hambre —lloró Vina.
Me apresuré al armario y tomé la primera ropa que mis ojos encontraron antes de salir de nuevo. Cuando volví, solo estaba Noé en la habitación.
—¿Dónde están las niñas? —pregunté buscándolas.
—Les pedí que se adelantaran. ¿Ya estás lista? —me preguntó en voz baja.
—Sí, creo que sí —asentí sin poder mirarlo a los ojos. No esperaba que me hablara en primer lugar.
—Entonces vamos —extendió la mano hacia mí y juntos empezamos a caminar hacia la puerta.
Podía sentir la culpa royendo por dentro mientras avanzábamos. La noche anterior había sido terrible y más que nada, sabía que él tenía muchas ganas de que llegara. Era mi culpa que todo se hubiera descontrolado.
Al menos, merecía una disculpa.
—¡Noé! —dejé de caminar mientras intentaba llamar su atención.