Punto de vista de Selene
—Vale —asentí sosteniendo un puñado de mi vestido en la mano mientras lo miraba.
—Entonces, vámonos —dijo él.
El silencio que se colgaba en el auto mientras conducíamos hacia la casa de la manada era tan incómodo que tenía miedo hasta de respirar. Desde el rincón de mis ojos, podía ver cómo la mandíbula de Noé se tensaba a intervalos.
Era como si tuviera mucho que decir pero se contuviera. Sabía que no estaba contento con la decisión y más que nadie, sabía que él no se merecía esto. Noé es un buen hombre.
—Solo tienes que decir la palabra y prometo que no seguiré adelante con esto —dije rompiendo el silencio.
—¿Qué? —él se volvió a mirarme por un segundo antes de concentrarse en la carretera—. ¿Has dicho algo?
—Dije que podemos buscar otras soluciones en lugar de hacer esto. Me siento culpable de que…
—Pero fue tu idea —me interrumpió—. Tú lo sugeriste a Xavier, ¿verdad? Al menos él me lo dijo.