Punto de vista de Selene
Después de que Noé salió de la habitación, me derrumbé en el suelo y comencé a sollozar.
Estaba sucediendo otra vez. Estaba perdiendo el control de mi vida como ya había sucedido antes y eso me molestaba muchísimo.
Se oyó un golpe en la puerta y apresuradamente, limpié lo peor de mis lágrimas, con la esperanza de que no fueran las chicas. No podría soportar que me vieran así. Me levanté y alisé mi vestido arrugado.
—Adelante —grité.
La puerta se abrió y Lucius asomó la cabeza dentro de la habitación. Nuestras miradas se encontraron y se sostuvieron.
—Lucius —era la última persona que esperaba.
—Apúrate, no tenemos tiempo —dijo, abriendo la puerta de par en par mientras miraba el corredor—. Tenemos que ser rápidos antes de que alguien se dé cuenta.
—Vale —corrí hacia él y juntos, navegamos por los oscuros corredores de la casa de la manada hasta que salimos por la parte de atrás de la casa.