simón
Le di un beso de despedida a Michael y salí de su casa tarde en la noche. Lo último que quería era que me vieran en público vistiendo nada más que su chaqueta. Ya podía imaginarme a Crystal imprimiendo esas fotografías y pegándolas por toda la oficina.
Afortunadamente, tanto la casa de Michael como la mía estaban libres de paparazzi a esa hora tan tardía. Conduje a casa en silencio, con el corazón apesadumbrado.
Cuando me desperté por la mañana, el mismo sentimiento me invadió. Me llevó mucho tiempo colocarlo, pero finalmente me di cuenta de que era pena. Me lamentaba el hecho de que Michael se fuera por tres días.
¡Que ridículo! Lo conocía desde hacía unos meses y habíamos pasado más de tres días separados desde entonces. No podía creer que estuviera tan triste por no verlo durante unos días.