—Te di dos oportunidades y no valoraste ninguna de ellas; ¡no te daré una tercera!
Bai Zhenan, habiendo escuchado la teoría de los huesos de Ren Feifan, estaba lleno de pánico.
¿Qué pasaría si este tipo realmente comenzara a romperle los huesos uno por uno?
¡Sería extraño si el dolor no lo matara!
Él rogaba desesperadamente por misericordia de rodillas, pero Ren Feifan no tenía intención de detenerse.
En ese momento, él era el epítome del poder despiadado.
Los gritos resonaron y finalmente, Bai Zhenan se desmayó por el dolor abrumador.
Esto podría ser la mayor sombra de su vida.
Bai Zhenghua, al ver a su propio sobrino sufrir tal tormento, no tenía planes de ser compasivo, ¡solo miedo!
¡Miedo desde lo más profundo de su alma!
¿Cuáles serían las consecuencias si ese dios de la muerte estuviera aplastando sus propios huesos, rompiéndolos uno por uno?
¡Sus viejos huesos no podrían soportar tal tortura!