—No puedes y no obtendrás nada de mí si sigues preguntando públicamente —dijo Denver sin pestañear.
¿Cómo podría el Alfa Denzel haber olvidado? A Denver le encantaba hacer las cosas en secreto, por lo que llamarlo públicamente lastimaba su ego.
—Pero esto es una manada. Vivimos como una familia —señaló el Alfa Denzel como un hombre que ama la transparencia en su liderazgo, pero no era lo mismo para Denver, quien iba a sucederlo en los próximos cinco años.
Prefería proteger a su manada en secreto y disfrutar de su futuro seguro abiertamente.
—Es mi responsabilidad proteger a la manada, pero mis métodos no deberían ser cuestionados.
—Ahí es donde te equivocas. Nos protegemos mutuamente —reiteró el Alfa Denzel, pero una vez más, Denver estaba indeciso.
Su estilo era diferente y no estaba listo ni dispuesto a cambiarlo por nada. Aunque tenían el mismo objetivo, sus motivaciones eran diferentes.