Alfa Denzel aflojó una de las restricciones y la volvió hacia él. —¿Estás segura de que no puedes aguantar? —preguntó con tono burlón. Valerie le sonrió.
—¿No me convertiría eso en una chica mala? —sabía que podía, pero esperaba algo más de él como la mujer ambiciosa que era.
Alfa Denzel no podía olvidar lo que ella le hizo la noche anterior, incluso si lo intentara. —Te dije que me gusta más la chica mala. ¿Quieres que pare?
Su voz matutina era tan sexy que le quitaba el aliento, llenándola de deseo.
Si ella decía que sí, él pararía, ya que tendrían entrenamiento en unas horas, pero en lugar de eso, Valerie negó con la cabeza.
—No. Quiero más.
Esperaba que él la penetrara una vez más con su virilidad y estaba a punto de voltearse para él, pero esta vez, fue en cambio su lengua la que deletreaba su nombre en su clítoris, mientras él le separaba las piernas y las mantenía en su lugar.