Había pasado algunos días desde que Godic llegó a Las Vegas con Alessia. El primer lugar al que la llevó fue su mansión, y Alessia quedó impresionada.
—Eres tan rico. ¿Cómo es eso? —preguntó Alessia.
Sabiendo que Godic era el principal guardaespaldas de su hermano, Alessia esperaba que él llevara una vida promedio, pero esto demostró lo contrario para ella.
Godic no se sorprendió por la reacción y explicó —Tu hermano no es tacaño con sus trabajadores. Nos trata muy bien.
Sintiéndose orgullosa de su hermano, Alessia rodeó con sus brazos el cuello de Godic y le dio un beso en los labios. —Supongo que se merece un trofeo por esto.
Godic no respondió, solo tomó sus labios suavemente antes de finalmente darle un beso en la frente.
Alessia se alejó y recorrió la casa de Godic sin que la emoción se desvaneciera de su rostro. —Me encanta este lugar.