—Este lugar es tan hermoso —dijo el niño, su hermana asintiendo en acuerdo mientras miraban a su alrededor, deslumbrados como si fuera el lugar más hermoso que jamás habían visto.
Valerie recordó su primera reacción cuando abrió los ojos a su entorno. Fue una gran sorpresa para ella, y su corazón se calentó hacia el Alfa Denzel. La cabaña no era magnífica como la casa de la manada, pero era pequeña y acogedora, y aun así te dejaba sin aliento.
Tenía todo lo que necesitaba, y también la decoró a su gusto, haciéndola su hogar permanente. Valerie sonrió y comenzó a tratar la lesión en la cabeza de la niña.
Aún confundida por su reacción anterior, se encontró preguntando:
—¿Dónde viven? Parecía que no eran los mejor tratados en la manada; de otra forma, este lugar no los habría asombrado así.