Valerie bajó la cabeza para contener su risa. La reacción del Alfa Denzel era demasiado graciosa. Cuando se dio cuenta de que Allessia tenía una debilidad por la sal y la pimienta después de probar los huevos revueltos, se ofreció a asar el pollo.
Sin embargo, debido a lo amable que Allessia había sido con ella, no podía permitir que se enfrentara a la vergüenza, hablando en su defensa. —No fue su culpa. No verifiqué con ella si ya había agregado sal antes de añadir más.
Una sonrisa profunda curvó los labios de Allessia. Ya sentía que iban a ser muy buenas amigas. El Alfa Denzel estaba impaciente. También sabía que Valerie mentía ya que Allessia ya tenía esta debilidad. —Ya lo probé, así que vámonos.
Allessia frunció el ceño y corrió a su lado. Todos sus esfuerzos serían arruinados si él se negaba a comer los otros platos. Esta era su oportunidad de conseguir que a él le gustara Valerie. Para ella, el Alfa Denzel nunca encontraría una mejor mujer que Valerie.