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Ji Zhihan regresó a su residencia, sin permitir que Lin Lanzhi lo siguiera.
Su cuerpo había casi recuperado por completo; el médico le había requerido que volviera para otro chequeo en medio mes y, si todo iba bien, sería como una persona normal.
Solamente su memoria, en lo que se refería al daño en sus nervios, permanecía incierta para el médico.
De hecho, Ji Zhihan no estaba particularmente ansioso al respecto.
Por alguna razón, siempre sentía que perder sus recuerdos de esos once años quizás no había sido tan alegre.
Si no podía recordar, entonces que así sea.
Se sentó en su propio sofá.
Una sensación familiar y, no obstante, extraña.
Se sentía como su propio hogar, aunque no lo era; la sensación era muy sutil.
Ji Zhihan no pensó demasiado en ello. Sacó su teléfono, sus dedos delgados pasaban a través de las noticias de entretenimiento.
La foto de Su Yin apareció de repente en la pantalla.
Realmente se había convertido en una gran estrella.