—Es un gato macho —el médico manipuló al gato hábilmente.
—¿Qué lesión es esta en su cabeza? —preguntó de nuevo Ye Lulu. —Alguien le arrancó el pelo —dijo el médico.
Ye Lulu de repente se estremeció. Ella había pensado que como mucho, el pelo de la cabeza del gato había sido afeitado. ¿Inesperadamente, había sido arrancado por alguien?
—Así fue en efecto. No sangrará por el afeitado. Mira, esto es una herida. Está sangrando. Deben haberlo arrancado con fuerza —concluyó el médico.
Ye Lulu se quedó conmocionada. No era que estuviera exagerando, pero había muchas personas que tenían problemas psicológicos cuando se trataba de maltratar gatos. Si sus métodos eran tan crueles, ¿era muy probable que estuvieran mentalmente trastornados?