Ren no hizo comentarios. Estaba pensando en sus planes. Ahora que Pii era conocido y descubierto, no había vuelta atrás.
Tarde o temprano, todos sabrían que él era Ren. Como siempre se decía a sí mismo, —No hay secreto que permanezca secreto—. Este dicho le había salvado incontables veces en el pasado. Le permitió prepararse para problemas futuros. Para no sentirse seguro en su zona de confort y estar siempre alerta a lo que pudiera venir en su camino.
—Por cierto —Elena le dio un codazo a Ren—, no me dijiste que tienes una mascota muy linda. —Ella rascó el mentón de la pequeña Pii, y esta ronroneó bajo su caricia.
—¿Pii era? Una mascota increíble. ¿Te...?
—Pii no está en venta —Ren la interrumpió.
Elena puso cara de disgusto. —Ni siquiera he dicho nada.
—Conozco el significado de ese brillo en tus ojos y esa sonrisa preocupante en tus labios.
Elena hizo una mueca. —Qué grosero. Solo iba a preguntar si podrías prestar...