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El Condado Constantine estaba rodeado por estos pantanos inquietantes que desprendían un olor húmedo y a moho. Parecía el tipo de lugar donde se guardaban secretos, y la oscuridad parecía consumir todo a su paso. El frente del condado era una extensión interminable de este pantano, mientras que un denso bosque se alzaba en el fondo, dándole una sensación de otro mundo.
Uno de los caminos que llevaba al bosque era la Carretera del Bosque Constantine, y era realmente una vista para contemplar. Este pintoresco camino estaba escondido en lo profundo del corazón del bosque, y a medida que uno viajaba por él, estaba rodeado de altísimos árboles que filtraban la luz del sol, proyectando un juego de luces y sombras encantador en el suelo. Las hojas susurraban suavemente con la fresca brisa, creando un sonido relajante que era música para los oídos. Era el tipo de lugar donde uno podía perderse en sus pensamientos y olvidarse del mundo.
—¡Clip-Clop!