No tenía una Puerta de la Magia ni Aura. Pero pude volveme poderoso al incursionar en la hechicería prohibida y robándosela a otros. Me tomó una década, pero me volví más fuerte que las personas que me trataban como un perro.
—Ese día, los maté a todos usando una sola técnica. No tenía la aptitud para aprender hechizos. Así que me concentré en dominar solo uno. Lo practiqué miles de veces todos los días. Lo practiqué tantas veces que me volví más rápido que los Grandes Maestros. Con él, derroté a los caballeros y magos de mi madrastra, aniquilé a todo mi clan, y logré tomar venganza y vengar a mi madre —dijo Odon.
—¿Por qué me cuentas todo esto? No me interesa tu historia triste —dijo Damien—. Hay incontables personas como tú. Pero no son tan malvados como tú. Muchas personas han sufrido, pero 3 de cada 4 intentan hacer de este mundo un lugar mejor. Y tú solo lo ensuciaste aún más. Honestamente eres una desgracia.
Odon se burló: