El fastidio de Cai había superado hace tiempo su límite. Si en el pasado, solo se sentía cosquilleado cuando los Esqueletos lo atacaban o lo apedreaban con flechas, ahora, realmente estaba sufriendo.
Los potenciadores que Lux activó habían convertido a sus Esqueletos en oponentes muy espinosos y desagradables, infligiendo daño verdadero, descomposición y otros debufos de estado al Jabalí, quien ahora perdía puntos de Salud a un ritmo acelerado.
Los dos enemigos que más temía eran nada menos que Diablo e Ishtar, dos entre las Criaturas Nombradas de Lux cuya fuerza había superado con creces la de sus Invocaciones ordinarias. Habían venido a responder al llamado de su Maestro y luchar por su felicidad y la de su hermanastra.
Los ataques de Diablo ignoraban la defensa, causando un mundo de dolor al Jabalí cada vez que el Jinete Esqueleto cortaba su cuerpo. Todos sus ataques estaban infundidos con el Elemento Etéreo, lo que hacía que ignoraran cualquier tipo de defensas.