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—Entonces, ¿qué vas a hacer ahora? No hay manera de hacer otros Psíquicos —preguntó Og'tharoz, interesado.
Kaizen se rascó la cabeza, preguntándose qué hacer a continuación. —No lo sé. Necesito pensar en ello... Tal vez necesito averiguar más sobre esta profecía, sobre el fin del mundo y sobre mi verdadero papel en todo esto.
Og'tharoz asintió, comprendiendo. —Bueno, si necesitas ayuda para encontrar esa información, sabes que puedes contar conmigo. Puedo parecer un mendigo, pero sé muchas cosas —dijo, sonriendo.
Kaizen sonrió a cambio, agradecido por la amistad y el apoyo del demonio. —Gracias, Og'tharoz. Realmente lo aprecio —dijo, levantándose de su silla y preparándose para ir a su almacén.
—¿No vas a hablar con Alina? —preguntó Og'tharoz.
—Ella está ocupada organizando algunos estantes de libros. Hablaré con ella mañana.
Kaizen asintió agradecido y fue al almacén, su mente llena de pensamientos.