Capítulo 22: Ojos Rojos
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Tener Arañas Escorpión como presas o como enemigas es exactamente lo que cualquier aracnofóbico no desea cuando juega a Rise Online.
Después de todo, estos monstruos tienen una apariencia aterradora. Sus grandes quelíceros gotean el veneno más aterrador, capaz de aplicar el efecto de parálisis a cualquier ser vivo que sea mordido por estas criaturas. Después de ser mordido, no te equivoques, las Arañas Escorpión no te devorarán inmediatamente, porque te envolverán en un capullo antes de que esto suceda, dejándote inmóvil y envuelto por ácido, uno tan poderoso que derretirá tu piel.
Después de un tiempo, volverán a la red donde te dejaron, y con sus ocho ojos rojos, te mirarán tan de cerca que podrás notar los delgados y diminutos pelos en sus cabezas.
Si todavía estás vivo después de todo esto, no les importará y usarán el gran aguijón al final de cada una de sus largas colas para atravesar tu pecho, poniendo finalmente fin a tu tormento.
Para muchos jugadores de alto nivel, ser atrapado por una Araña Escorpión es una de las peores cosas que pueden suceder; un jugador de bajo nivel morirá por el ácido, pero este proceso es aún más tortuoso para aquellos con más puntos de vida. Además de soportar todo el dolor, deben tener cuidado de aprovechar las oportunidades que surgen para escapar o matar al monstruo que los ha capturado, porque si no lo hacen, perderán todo lo que han logrado. Este proceso es aún más psicológicamente atormentador que el dolor de una muerte en Rise Online.
Sin pasar por ese proceso, Klaus ya sabía cuán fuertes eran las Arañas Escorpión. Tenía el <Ojo Analítico>, así que sabía exactamente con qué tipo de enemigo estaba tratando.
Cuando Klaus miró la escalera por la que él y Therkara Piedrahierro debían bajar, vio a la Escorpión-Araña.
—¡Ow, esa cosa es aún más fea de cerca! —pensó, sin ni siquiera estar sobresaltado.
Klaus sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a uno de estos monstruos, pero para él, esto no era más que un gran insecto.
—Me pregunto si venden repelente en la ciudad —dijo Klaus para sí mismo.
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Para su satisfacción, el monstruo en cuestión parecía estar dormido esta vez. Los ocho ojos de esa cosa estaban cerrados, y si estuviera realmente despierto, ya habría notado su presencia.
Como Therkara Piedrahierro estaba inquieta, Klaus se acercó y tocó su hombro, pidiendo ir al frente. La mujer se apretó contra la pared, dejándolo pasar.
Mostrando no tener miedo, Klaus Park caminó con tanta calma como lo hacía por el pasillo a mitad de la escalera.
Internamente, la mujer-herrera estaba asombrada por la mente fuerte del hombre, que, aunque siempre tenía una actitud confiada, no parecía ser alguien de humor tranquilo, ya que corría con miedo cuando la veía.
La escalera terminaba justo debajo de la red donde dormía la Escorpión-Araña, y parecía haber una cámara que era mucho más ancha que el delgado pasillo de entrada. Entonces, esto significaba que una vez que pasaran a este monstruo, finalmente se librarían de la sensación claustrofóbica.
Ya que Klaus iba al frente, fue el primero en empezar a bajar los escalones.
—Al menos el olor podrido del lugar se está aligerando —Klaus pensó mientras era seguido de cerca por Therkara.
El hecho de que todo este lío ocurriera dentro de un juego no lo hacía menos tenso para Klaus; después de todo, sabía que solo haría falta un golpe de estas arañas para perder todo lo que había conseguido hasta ahora. Con cada paso, su riesgo de morir aumentaba enormemente.
Para cuando Klaus Park se dio cuenta de esto, estaba a solo unas pulgadas de la red tejida por esta Escorpión-araña. Entonces, se detuvo por un momento y contuvo la respiración, ya que la vibración del aire que respiraba podía quizás sacudir la red, lo que probablemente despertaría al monstruo.
Un paso tras otro, se apretó contra la pared para evitar tocar la red y bajó la cabeza para evitar tocar uno de los hilos que sostenían esa estructura. Lentamente, se adentró más en la larga escalera.
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Therkara Piedrahierro decidió que primero esperaría a que Klaus pasara a la criatura y luego lo seguiría. De esa manera, no habría riesgo de que se interpusiera en su camino.
—¡Urh! Qué cosa más asquerosa... —Klaus concluyó cuando se encontró cara a cara con la cabeza de la criatura.
Fácilmente, notó la presencia de los quelíceros en la araña, que temblaban al ritmo de los ronquidos de la criatura. Además, Klaus vio el aguijón del escorpión, cuya punta parecía tan afilada como la hoja de un puñal, yacía en el lado derecho del cuerpo de la criatura.
Justo cuando el novato estaba a punto de poner uno de sus pies en el siguiente escalón, miró a los ojos de la criatura y luego sintió un escalofrío recorriendo su espalda, uno de los que nunca había sentido en toda su vida.
La escorpión-araña ante él abrió sus ocho ojos de una vez, revelando unos globos oculares que brillaban de un rojo vivo. La rojez de los ojos de este monstruo iluminaba toda la zona, y de repente dejó escapar un grito ensordecedor, capaz de resonar hasta los confines de la Aldea del Herrero.
—*Grorrrrrrrrrr!* —Klaus Park no se atrevió a perder tiempo estando asustado o decepcionado; comenzó a bajar las escaleras tan rápido como pudo al mismo tiempo y gritó a la mujer herrera:
— ¡Corre!
Therkara empezó a bajar las escaleras tan rápido como pudo, limitada solo por la velocidad a la que su compañero bajaba.
Sin dificultad, Klaus podía oír el sonido de las patas de la escorpión araña tocando las paredes, haciéndole no renunciar a correr.
—Mierda, mierda, mierda... Si esa mujer muere, la misión fracasará. Si muero, la misión fracasará. ¿Qué puedo hacer para evitarlo? —se preguntaba Klaus.
En ese momento, Klaus miró brevemente hacia arriba para ver qué tan lejos estaba la criatura. Se sorprendió al ver que ya no había solo una escorpión-araña, sino al menos diez. Todas estas criaturas peleaban entre sí mientras bajaban a velocidad, probablemente compitiendo por ver quién se llevaría ambos colmillos.
—Therkara, pase lo que pase, no mires atrás —le advirtió Klaus.
La mujer-herrera miró hacia atrás inmediatamente y se aterrorizó al ver las arañas, lo que solo confirmó que los ruidos de patas que había escuchado no eran parte de un delirio.
...
Editado por: DrHitsuji
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