Rui regresó a la Academia una vez terminada su misión de guardaespaldas con Miguel. En la semana pasada había completado tres misiones, habiendo ganado hasta una suma de noventa y seis créditos marciales. Además de la recompensa de su primera misión, había acumulado un total de ciento cincuenta y tres créditos marciales.
Hoy era el despacho y comienzo de la misión de grupo encargada por Industrias Lowminer.
Rui sabía que, como proveedor de servicios, los clientes eran clientes. Como Artista Marcial no era particularmente sabio obsesionarse con quién era el cliente mientras la misión fuera legal.
Aun así, no podía evitar sentirse molesto. Trabajar para la Industria Lowminer justo después de su primera misión era una píldora difícil de tragar. Pero era una píldora a la que ya se había comprometido a tragar, inadvertidamente.