Mientras el feroz trío de hombres lobo rugía y se lanzaba hacia Asher y Ceti, la voz fría y confiada de Asher resonó —Ceti, tú encárgate de los otros dos. Deja a Serkan para mí.
Ceti se giró para mirarlo, sus ojos abiertos de confusión e incredulidad. Serkan no era solo el más fuerte entre los tres —era la encarnación de la ferocidad mortal y el veneno del Clán de Sangre Oxidada. Un solo arañazo de sus garras era suficiente para matar a alguien del nivel de Asher.
—¡Confío en ti! —La voz firme de Asher la trajo de vuelta a la realidad. Él ya corría hacia Serkan, con un brillo frío y llameante en sus ojos.
Cadenas de sombras oscuras brotaron de las manos de Ceti, tejiendo una red mortal a través del aire mientras ella no tenía otra opción que manejar las cosas como él quería.