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—¿Cómo puedo ver? —se preguntó Aiden a sí mismo, ya que no tenía ninguna respuesta clara, dado que él mismo ignoraba cómo era capaz de ver en primer lugar.
Su mejor hipótesis era que se debía a su vida pasada, donde había entrenado sus ojos en la oscuridad a un grado extremo, pero incluso entonces no podía revelarle esa información a Isolde, ya que su vida pasada era su secreto más importante.
En lugar de decir algo completamente ajeno o estúpido, Aiden decidió decir la verdad.
—No tengo idea, simplemente puedo —respondió en voz alta mirando hacia la dirección de donde había sonado la voz de Isolde.
Esta vez, Evelynn no tomó ninguna acción ya que simplemente se quedó quieta escuchando esa conversación.
La razón por la que no había actuado o restringido su conversación era extremadamente simple: también estaba interesada en las respuestas que Aiden daría.