—¿En serio, maestro? —preguntó el cambiaformas, sin entender por qué su maestro decía tal cosa.
—Sí, ven rápido —gritó Oliver, sabiendo que no podía perder demasiado tiempo luchando contra Aiden aquí ya que la formación especial que actualmente los restringía pronto desaparecería.
Si los comerciantes y habitantes de la ciudad vieran luchar a Oliver y Aiden, seguramente tendrían montones de preguntas, y el rey probablemente tomaría partido por Aiden, conociendo su relación, la cual era bastante cercana.
El cambiaformas, sin perder tiempo, rápidamente se colocó justo al lado de su maestro.
—¿Intentaste convertirte en él? —preguntó Oliver.
—Sí, pero no funciona como normalmente lo hace. No puedo usar su poder.
Normalmente, el cambiaformas, al transformar su apariencia en la de otra persona, podía obtener sus estadísticas, pero no era el caso con Aiden por razones desconocidas.
—¿Qué, estás seguro? —preguntó Oliver, sin creer lo que acababa de escuchar.