—¿Aunque el rey pueda estar relacionado con los secuestros? —preguntó Rain—. No creo que las bombas anti-mágicas sean suficientes para convencerlo de tomar el lado de Joanis tan fácilmente. Además, si movió a los prisioneros, deberían estar aquí en la capital, y mover a muchos de ellos solo sería posible con el permiso del rey.
Rain no pudo evitar reflexionar por qué el rey no solo había aceptado las acciones de Joanis, sino que parecía respaldarlas. Aunque la promesa de una ganancia financiera sustancial para el reino era un incentivo evidente, Rain no podía deshacerse de la sensación de que había una razón mucho más siniestra acechando en las sombras.