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Alex se registró para dejar su habitación de hotel a la mañana siguiente y esperó en el lugar donde La Madre le había dicho que lo hiciera. Pasó una hora antes de que rápidamente se convirtieran en dos horas, y más tarde tres. Por un momento, Alex creyó que podrían haberse burlado de él, pero en el siguiente momento una camioneta se detuvo y varios pistoleros aparecieron frente a él.
Vestían equipo táctico y pasamontañas de calavera mientras gritaban órdenes a Alex en español. Dándole apenas suficiente tiempo para levantar las manos en un acto de rendición, Alex fue rápidamente atado con las manos atrás y con los ojos vendados antes de ser empujado a la camioneta donde lo llevaron a Dios sabe dónde.
Parecían horas las que habían pasado antes de que finalmente la camioneta se detuviera, y cuando lo hizo, le quitaron la venda de los ojos a Alex y sus ataduras fueron liberadas donde lo llevaron a un barranco en el desierto donde se encontraban varios otros jóvenes.