Dos ladrones yacían inconscientes y Jonathan se colocó el casco con cuidado y montó la motocicleta.
—¿Tienes transporte? —preguntó Jonathan a Bartak.
—No...
—Entonces siéntate detrás —dijo Jonathan—, pero no tengo un casco extra.
—Está bien —dijo Bartak con cautela mientras se subía a la motocicleta, bajando la voz—. Aunque el manual de seguridad vial requiere cascos, nadie los usa por aquí. A los oficiales de seguridad no les importará, y si nos pillan, podemos pagar una multa.
Parecía que el departamento de investigación de Ciudad Ballena Blanca era bastante perezoso... pero eso trabajaba a favor de Jonathan.
—Te daré las direcciones; ve derecho tres cuadras y gira a la derecha —dijo Bartak—. Espera, ¿vamos a comer primero o a hacer el trabajo?
—Vamos a comer primero.