Antes de que Nate pudiera continuar su protesta, la mano de Lucas colisionó con la parte trasera de su cabeza en un movimiento rápido y reprobatorio. —Deja de quejarte. Un poco de educación no te vendría mal, especialmente a un cabeza dura como tú —reprendió Lucas con una sonrisa juguetona en sus labios.
—¡P-pero no quiero ir a la escuela!
Viendo cómo actuaba Nate, muchos de los jóvenes de Ravenstein e incluso los miembros normales de la división luchaban por contener su risa mientras intercambiaban miradas divertidas.
Incluso los más estoicos no pudieron evitar esbozar una sonrisa ante la actuación de Nate.