—Los jóvenes en la cima no pudieron evitar sonreír al ver la fácil caída de la bestia —comentó el narrador.
—La trinchera que Atticus había hecho era enorme; si esto continúa, podrían matar a miles de bestias sin tener que hacer nada.
—Pero luego, como si de repente adquiriesen cerebros funcionales, los jóvenes observaron horrorizados cómo las bestias empezaban a aglomerarse frente a la trinchera.
—Más criaturas se unieron, formando una escalera viviente y grotesca —narró—. Cuando alcanzaron una altura suficiente, se inclinaron, creando un espantoso puente con el extremo más alto aterrizando al otro lado de la trinchera.
—Usando los cuerpos de sus hermanos como un macabro peldaño, cada uno de los monstruos viciosos continuó su implacable avance hacia la plataforma.
—Los estratégicos obstáculos de Atticus, aunque aparentemente pequeños, jugaron un papel crucial en frenar el impulso de la horda, obligándoles a ascender la plataforma más lentamente.