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Olivia chilló y se rió cuando él le dio palmadas y pateó sus piernas hacia arriba mientras Kaizan la llevaba hacia la cascada. —No hay cueva. ¿Vamos a nadar?
Comenzó a trotar y luego a correr y finalmente saltó desde el borde hacia la cascada abajo en el suelo, aterrizando ágilmente con sus pies, haciendo que Olivia jadease. —Vamos a nuestra cueva.
Rodeó el borde de la piscina con ella en su hombro y momentos después, cuando pasaron bajo la cascada, Olivia chilló. Al salir, él sacudió su cabello y la llevó más adentro. La cueva se extendía más profundamente y estaba bastante oscura.
—Kaizan, ¿dónde diablos estamos? —preguntó ella, divertida—. ¿Luna de miel en la oscuridad? Otra palmada en las caderas. Ella siseó, pero la palmada hizo que sus músculos se tensaran entre sus muslos. —¿Esto es parte de tu juego previo? —se retorció el trasero tanto como pudo en sus musculosos brazos.