—No había encendido la luz, no se había movido —se había sentado y había pensado en todo lo que enfrentaban y cada decisión que tenía que tomar sobre Kalle, y Elia y... simplemente todo.
Cuando finalmente salió de sus habitaciones, sentía como si todo el continente de Anima descansara sobre sus hombros.
Había una tensión acalorada en su pecho que quería desatar frente al Creador por obligarlo a seguir este camino. ¿Qué había hecho él para merecer esto? ¿Por qué mostrarle todo lo que siempre había querido y luego negárselo? ¿Por qué poner a la única mujer que siempre lo había tratado con respeto en una situación que ninguno de los dos podía controlar, pero que podría hacerle pagar con su vida?
No quería perder a su amiga. No quería perder a su Reina.
Tampoco quería perder a su pareja.
Pero no tenía opción.