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Dos horas más tarde, Gahrye se alejó de la mesa y suspiró, pasando sus manos a través de su cabello. Quería gemir. Quería patear algo. Fuerte.
No habían encontrado nada. Nada verdaderamente útil. Nada que siquiera ayudara a determinar dónde buscar después. Frotándose la cara, echó su cabeza hacia atrás sobre el respaldo de la silla y sofocó un gruñido.
Definitivamente había estado pasando demasiado tiempo con depredadores últimamente.
No es que hubiera esperado encontrar todas las respuestas en dos horas. Ni siquiera que hubiera esperado encontrar alguna. Era que… que se sentía completamente inadecuado para esta tarea. Simplemente agarraba libros, Kalle le señalaba capítulos o pasajes posiblemente relevantes y los ojeaba.
Las palabras comenzaban a nadar en la página porque su cerebro estaba tan abrumado, que temía perderse algo.
No era el Anima correcto para este trabajo, y le mataba. Pero ¿y si también matara a Elia? Reth jamás se lo perdonaría.