Elia había besado hombres antes. Incluso había participado en otras... actividades ocasionalmente. Pero la verdad era que nunca había deseado verdaderamente a un hombre antes. Siempre se había sentido ligeramente temerosa —o en una ocasión, completamente aburrida.
Estando en los brazos de Reth, olvidó todo eso. Era como si su toque encendiera fuegos artificiales bajo su piel —pequeños puntos de luz y calor que brillaban y dejaban rastro para desvanecerse mucho después de que sus dedos se habían movido.
Él la hacía sentir viva.
El calor del agua, el suave silbido de la cascada en la siguiente piscina, el eco de las rocas... todo se sentía como un capullo de amor y calor.
Quería más.