Emmelyn estaba aturdida. Creyó haberlo escuchado decir: "Te amo".
—¿Eso no puede ser verdad, cierto?
No había forma de que él dijera esas palabras...
—¿No afirmó que había pensado en todo y se dio cuenta de que no podía amarla a ella, una princesa insignificante de su pequeña colonia?
No podía pensar demasiado en ello porque el beso que él le dio en los labios fue tan embriagador que de repente su mente dejó de funcionar.
Naturalmente, ella correspondió su beso y por unos minutos, el príncipe heredero y su mujer se besaron apasionadamente en la terraza, mientras sus cuerpos se mecían al ritmo de la hermosa música que provenía del salón de baile.
—Ahh... esto es realmente bello —dijo Marte después de que terminaron el beso y ahora se miraban el uno al otro—. Este es el mejor momento de mi cumpleaños.
Emmelyn sonrió al escucharlo. —Me alegra que lo sientas así.
—¿Te gustaría comer algo? —preguntó Marte.