Damien caminaba por las calles del pueblo. El pueblo era antiguo y no tan grande como el Valle de Isle, quizás ni siquiera la mitad de este, lo que le facilitaba buscar en el lugar para confirmar que solo era su imaginación, pero al mismo tiempo estaba seguro de que había visto a su madre pasar.
Se preguntaba si sería una premonición. Algo que había adquirido de su madre, donde se podían ver cosas antes de que ocurrieran. Aunque había algo diferente que le hizo buscar por las calles otra vez antes de volver a la tienda.
—¿Tenía la tía Isabelle algún libro con ella? ¿Algunos favoritos que debe haber apilado cuando eras joven? —preguntó Damien a Alexander, quien lo miró pensativo.
—La mayoría de sus cosas se han trasladado al Ala Oeste ya que no se usa mucho, pero ¿por qué? —preguntó el Señor—. Si buscas alguno de sus materiales, los quemó todos.