—Mi nieta... Eres bastante protectora con ella —señaló Yang Mujian, observando cómo los ojos de Zhao Lifei se volvían más sentimentales.
—Sí… Ella siempre ha cuidado de mí, de la misma manera que yo lo hago por ella —una sonrisa compasiva adornó sus labios, alcanzando sus ojos.
Yang Mujian estudió los cambios en su comportamiento con mucho cuidado. Si ella estaba fingiendo delante de él, era una actriz malditamente buena, pues él estaba convencido de su autenticidad.
Recordaba los informes de su conexión con su nieta. No hacía falta decir que las dos eran prácticamente inseparables, algo que también había notado la primera vez que la encontró.
Ella era una niña ambiciosa. Incluso después de enfrentar su rostro feroz y aterrador que estaba torcido en un ceño permanente de desaprobación y decepción, ella no tenía miedo. Quizás era porque había encontrado una expresión similar en el rostro de Zhao Moyao.