Este quinto capítulo está dedicado a todos ustedes por colmar la novela de tantos regalos. Muchas gracias. XOXO
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Sorprendido por lo que escuchó, Drayce se quedó con la boca abierta ante este príncipe de apariencia inocente. No esperaba que dijera cosas tan crueles.
¿Era realmente algo que debería decir un niño de cuatro o cinco años?
Arlan miró a esos ojos rojos con una sonilla que no era una sonilla. Por alguna extraña razón, el príncipe usualmente tonto desprendía una vibra bastante misteriosa. "Me gusta recompensar y castigar de la manera que realmente merecen".
Drayce se dio cuenta de que este nuevo amigo suyo no era un mocoso simple como inicialmente pensó. Pensándolo bien, no estaba equivocado al decir que a quienes cometen una mala acción se les debe dar un castigo.
—¿Dijiste que querías conocer a mi mascota, verdad? —preguntó Drayce y le hizo un gesto al águila que se acicalaba a su otro lado del escondite—. Ven aquí, Crepúsculo.