—Disculpas, mi Reina. No quise lastimarte —dijo él con voz temblorosa, pero ella no le respondió, como si no lo hubiera escuchado.
Drayce sintió una sensación que no había sentido en mucho tiempo—miedo. Como hombre poderoso, nunca fue el tipo de persona a asustarse, ya fueran peleas con espadas contra un luchador hábil o un ataque de un asesino o enfrentamientos con figuras influyentes en batallas políticas. Pero en este momento, al ver ese cuerpo tembloroso no respondiéndole, su pecho se apretó con un paralizante sentido de miedo.
¿Se había esfumado todo como humo debido al error de hoy? ¿Había ido demasiado lejos esta vez? ¿Hizo que ella lo detestara? ¿Lo despreciara? ¿Intentaría ella huir de él otra vez?