—¿Cómo fue la charla? —llamó Nimue mientras sostenía a Attie en sus brazos.
—¿Estás bien Shiro? —preguntó Iziuel preocupada.
—Sí, estoy bien —Shiro sonrió y asintió con la cabeza.
—No pareces estar bien —Nimue levantó una ceja mientras se sentaba.
—No quieres irte, ¿verdad? —preguntó.
—No. Pero la vida no siempre es justa. Permanecer con el grupo significaría que estoy sacrificando algo más. Un ejemplo sería la vida de Yuki. Está bien, los buenos momentos deben terminar así que estoy preparada —respondió Shiro.
—No, no lo estás. Aunque no he estado contigo mucho tiempo, tu fachada se resquebraja un poco cuando se trata de algo que valoras —Nimue suspiró y rodeó con su brazo a Shiro.
Copiando sus movimientos, Iziuel hizo lo mismo pero del otro lado.
De repente abrazada por sus dos compañeras espirituales, Shiro hizo una pausa por un momento antes de asentir con una sonrisa.