```
Habló de cuando él se fue y desapareció con mucha serenidad, y Garan—quien había escuchado la historia real de Beany—no la desmintió.
Él solo escuchaba, acariciándole suavemente la espalda o la cintura mientras ella hablaba. Pero cuando llegó al desastre, Garan se sobresaltó—sorprendido de que ella estuviera completamente sola.
—¿¡Qué?! —exclamó, sin considerar que Ansel no había estado con ella hasta hace poco.
—¿¡Qué estaba haciendo ese mocoso?! —se preguntó.
—No estaba sola —le dijo ella—, tenía a Sheila y a los demás. Más importante aún, los tenía a estos dos.
Justo en ese momento, los bebés balbucearon adorablemente y la ira en el corazón de Garan se disipó como humo.
—Es tu turno —dijo ella, sonriendo. Sus ojos se suavizaron aún más y él asintió con la cabeza.—Hmm.
Él comenzó en su transferencia y también pasó por alto todas las tragedias y dificultades, saltándose a su propiedad en Ferrol.