Kael entró en el hostal y se detuvo frente a la puerta cerrada. Su plan había funcionado a la perfección. Al no responderle desde el fin de semana, se había asegurado de que ella estuviera inquieta, preguntándose si él vendría o no. Sabía que su táctica había tenido éxito cuando recibió un mensaje de ella esta mañana, preguntando si vendría. La satisfacción se enroscó dentro de él: la tenía justo donde quería, ansiosa e incierta, justo como había planeado.