"¿No vas a moverte?—preguntó Demetri con una sonrisa.
Nora continuó con los ojos cerrados y su cabeza en sus brazos, sonriendo mientras movía su cabeza contra su espalda.
—Nunca voy a moverme. Creo que me he convertido en una roca que no puede moverse, solo estoy aquí...
Demetri sonrió mientras giraba su cabeza, tratando de ver su cara mientras ella permanecía tumbada sobre su espalda.
Sus dedos pellizcaron su hombro desnudo mientras ella se quejaba con un gemido —Deja de reirte de mí.
—¿Eh? ¿Cuándo me reí? —protestó Demetri burlonamente.
—No mientas. Puedo sentir tus hombros temblar debajo de mí.
—Eso es porque puedo sentir dos cosas suaves clavándose en mi espalda.
Otro sonido de golpe resonó en la habitación silenciosa, mientras ella golpeaba su brazo —¡Saca tu mente del fango, marido!
—Déjame decirte que ahí no está. Mi mente está centrada únicamente en la suavidad contra mi espalda... —respondió Demetri.