—¿Está todo bien, Steffan? —preguntó Dolly con preocupación.
Ella sabía sin lugar a dudas que Steffan había ido a encontrarse con Lauren cuando dejó la mesa y no podía evitar preguntarse qué podría haber sucedido entre ellos durante tanto tiempo y hacía tiempo que quería ir a comprobarlo por sí misma, pero Candace era como un demonio vigilante a su lado, haciendo imposible hacer lo que necesitaba hacer.
Por la expresión de Steffan, ella podía decir que no era nada bueno y eso se suponía que debía hacerla feliz, pero mientras Steffan seguía mirando hacia la puerta por donde Lauren se había ido con ese hombre, su corazón se hizo añicos en un millón de pedazos.
Fue solo después de que las figuras de Lauren y George desaparecieron de su vista que Steffan se volvió para ver a Dolly a su lado.
—¿Por qué estás aquí? —espetó, transfiriendo toda su ira por lo que Lauren estaba haciendo a su voz—. Te dije que me esperaras.