Mary se encogió de hombros mientras Juliet la miraba con una mirada cuestionadora.
Algunos de los guardianes entraron y dieron unas palmadas a algunos de los que todavía estaban dormidos.
—Hoy es día de limpieza y todos ustedes van a limpiar alrededor de la prisión —anunció uno de los guardianes con una voz ronca que sonaba como la de un hombre que ha hecho del fumar su comida diaria. Pero la parte extraña era que era una mujer.
Todos se levantaron y salieron de sus celdas para prepararse. Y mientras todo esto sucedía, los ojos de Juliet seguían fijos en Felicia porque no podía entender cómo ella pudo escapar del alcaide que vio anoche.
Algunos de los reclusos se ducharon primero, mientras que algunos no se molestaron en hacerlo ya que de todas formas se iban a ensuciar y a sudar de limpiar toda la prisión que era grande.
Agarrando sus herramientas de limpieza, todos comenzaron a limpiar.