—Solo porque somos enemigas, no significa que me quedaré aquí de brazos cruzados y observaré a esas dos mujeres hacer esto contigo. Por mucho que te odie, Felicia, no quiero que te envíen de nuevo a la cárcel porque las dos somos bastante similares —Erika respondió en voz baja para parecer creíble.
Felicia frunció el ceño hacia Erika y preguntó:
—¿A qué te refieres con que somos parecidas? Prácticamente estamos siempre en pie de guerra ….
—¡Exactamente! Siempre estamos en pie de guerra y eso es lo que nos hace tan similares. Una vez estuvimos enamoradas del mismo hombre. Nos casamos ambas con el mismo hombre y si no hubiera sido por algo, estoy segura de que ya habría tenido un hijo con Adrian —Erika interrumpió—. Por la expresión inmutable que todavía era evidente en la cara de Felicia, parecía que esta última aún no le creía.