Un Pedazo de Basura
Traductor: 549690339
—Oh, lárgate —Daphne frunció el ceño—. No había necesidad de ser educada con su captor, y además, las frecuentes caídas la habían puesto de mal humor. Esa sonrisa en su rostro también estaba desgastando su paciencia—. ¿No tienes nada que hacer todo el día más que atormentarme?
—¿Por qué haría algo más? —replicó Atticus—. Se encogió de hombros—. Tus intentos de escape son mucho más entretenidos que las ideas de mi ministro para el baile. Por favor, vuelve a subir al caballo. Estoy deseando ver más actuaciones. Arriba, yip yip.
Y ese hombre enfurecedor tuvo el descaro de cruzarse de brazos, inclinando la cabeza expectante después de hablarle como si fuera una perra mascota.
—¡Vamos, vuelve a subir! ¡Sable te está esperando!
Al escuchar su nombre, Sable se volvió para mirarlo y trotó hacia él. Atticus se echó a reír con una sonrisa atractiva mientras acariciaba al caballo, sacando una rodaja de zanahoria de su bolsillo.
—Awww mi querida, ¿esta torpe te lastimó cuando la tiraste? Pobre bebé, tu espalda debe estar tan cansada de cargarla.
Sable relinchó, como si estuviera de acuerdo.
—¿Perdona? ¿Yo le hice daño? —Daphne exclamó, mirando al caballo con una expresión de traición—. ¡Y pensar que incluso te he dado manzanas!
Sable parpadeó, la viva imagen de la inocencia mientras seguía rozándose con Atticus, esperando más golosinas.
—La lealtad de mis súbditos no se puede comprar tan fácilmente. Sable es uno de mis caballos favoritos, por supuesto que me escuchará a mí antes que a ti.
Daphne aceptó a regañadientes su punto de vista. Solo había conocido a Sable hace unos días. Al menos el rey Atticus tenía buen gusto para los caballos.
—Sol, ahora que lo veo, tienes dos opciones. Continuar con tus desesperados intentos de escape, o... puedes venir conmigo mientras intentamos averiguar tus habilidades mágicas latentes.
Daphne parpadeó, sin creer lo que oía.
—Tú... ¿crees que tengo magia?
—Sol, eres todo tipo de mágica —Atticus habló con desgana mientras la miraba intensamente. La mirada en sus ojos era ardiente, con su mirada sintiéndose como si pudiera prenderle fuego a su piel allá donde tocara, lo que no sabía si era bueno o no.
Daphne frunció los labios. Parecía que se estaba burlando de ella.
—Estaba justo a tu lado cuando el juguete comenzó a brillar —explicó Atticus secamente cuando se dio cuenta de que su esposa no se movía un ápice—. Tenía que ser magia, o ambos estamos sufriendo alucinaciones conjuntas. Raro, pero no imposible.
—Bien. Entiendo tu punto —dijo Daphne mientras se acercaba a él—. ¿Cómo me evaluarás? Me han examinado periódicamente a lo largo de los años, pero todos dieron el mismo resultado.
—Reaweth no tiene el monopolio de la magia —dijo Atticus, con los ojos oscuros. De alguna manera, el aire a su alrededor chispeaba, como si fuera una nube de relámpagos lista para desatar una tormenta—. Cualquier cosa que ellos puedan hacer, Vramid puede hacerla mejor.
—Eso no es cierto —dijo Daphne, sintiendo la necesidad de defender su patria—. Todo el mundo sabe que la idea de utilizar las gemas como conductos mágicos proviene de Reaweth. Mis antepasados eran los magos originales.
Atticus soltó una carcajada ante sus palabras. —Y estoy seguro de que tu familia se tira pedos de rosas y caga oro también.
—¡Tú! —Daphne le apuntó con un dedo enfadado—. ¡No faltes al respeto!
—Mis disculpas —Atticus rodó los ojos—. Quise decir, los pedos de tu familia huelen fragantes y pueden usar su mierda para engordar su tesoro, ¿qué tal eso?
—¡Ughhh! —Daphne frunció el ceño—. Este hombre era incorregible. —¡Solo porque lo hayas expresado de una manera formal y correcta no significa que sea mejor!"
Su enfado pareció haber deleitado a Atticus, porque sus labios se curvaron en una sonrisa.
—¿Cómo te evaluaron? Si no te importa que te pregunte.
Ahora, era el turno de Daphne de rodar los ojos. —No te importó mucho pedir permiso todas esas otras veces —gruñó para sí misma—. Sin embargo, aún así respondió a su pregunta. —Yo tenía ocho años cuando me hicieron tomar la primera prueba. Y la fallé."
—Detalles, Sol. ¿Cómo sino voy a poder ayudarte?"
—Me evaluaron dos años antes de lo normal debido a mi hermano mayor —continuó—. Mi hermano mayor, al parecer, podía manifestar bolas de fuego cuando tenía solo cinco años. Por lo tanto, mis padres tenían grandes esperanzas puestas en mí."
—Ah, príncipe heredero Alistair de Reaweth —Atticus chasqueó la lengua—. ¿Continuaron evaluándote después, dijiste?"
Daphne asintió. —Podría haber sido una floreciente tardía. —Ella se encogió de hombros—. Pero cuando mis hermanas nacieron y una por una, ellas también podían usar magia, se hizo obvio que no iba a comenzar a florecer pronto."
Parecía que todo el mundo en la familia era un prodigio mágico. Algunos podían encender una vela con un chasquido de sus dedos siendo un bebé, otros podían conjurar mariposas de las llamas con solo un eructo o una risita.
Daphne nunca había oído hablar de ninguna realeza que no pudiera manifestar la más mínima pista de habilidad mágica siendo adulto; entonces, de nuevo, ella no se había relacionado con la realeza de otros reinos. Nadie quería hablar con la pobre princesa sin talento que no podía conjurar un solo elemento.
—Y simplemente se rindieron contigo —Fue una afirmación, no una pregunta. Una mirada oscura pasó por la cara de Atticus, casi como si estuviera enfadado. Sin embargo, Daphne no estaba segura de por qué—. ¿Y tú simplemente lo permitiste?"
—Es difícil pensar en otra cosa cuando todo lo que te han dicho en la vida es que eres una fracasada —murmuró Daphne—. Tomó un respiro profundo, forzándose a levantar la mirada—. Pero ya lo superé. Ahora sé que mis habilidades mágicas no definirán mi valor. Solo tendré que encontrar algo en lo que sea buena y me verán por más que eso.
—No necesitas su aprobación para nada de lo que hagas en la vida, Daphne.
La mirada de Daphne se volvió hacia Atticus con rapidez. Esa fue la primera vez que había pronunciado su nombre con tanta sinceridad. Le gustó, decidió. Le gustaba la forma en que su nombre se deslizaba de su lengua tan fácilmente, especialmente cuando no hablaba de manera condescendiente.
—Por supuesto —dijo ella—. Por un momento, se había olvidado de su situación. Él no era su captor, ella no era su prisionera, y ellos no eran reyes o princesas de reinos rivales. Por un breve momento, Atticus era simplemente alguien que la entendía—. Gracias.
Él sonrió. Esta vez, no fue nada astuto ni sarcástico. Y esa sonrisa fue tan cálida que parecía un rayo de sol.
—Tengo otra pregunta, sin embargo.
—¿Cuál es?
Atticus frunció el ceño—. Si eres incapaz de usar magia, ¿por qué llevabas ese colgante el primer día aquí? Alcanzaste como si te fuera a ayudar en la batalla.
—¡Oh! Ah —exclamó Daphne—. La mención de mi collar fue un grosero recordatorio de cómo fue completamente destruido en mi primera noche aquí—. Cierto. El que tú convenientemente destrozaste. Era un regalo de mi hermana. Dijo que me ayudaría a dominar mi magia más rápido y que podría usarlo para canalizar cualquier magia latente que pudiera tener en momentos de necesidad.
—¿Qué piedra creías que era entonces? —preguntó él, levantando una ceja.
—Cuarzo claro —Daphne frunció el ceño—. ¿Ayudan a liberar y regular la energía, no es así? Drusilla dijo que ayudaría.
—Era una basura —reveló Atticus—. No es de extrañar que no pudieras hacer nada de magia."
Regalos
-- Regalo
recibido Estado de energía semanal
-- Ranking de
Poder 
-- Piedra de
Poder