—El estudio cayó en un pesado silencio una vez que el Dragón enfurecido salió como una tormenta, dejando una tensión palpable a su paso —Yorian se aclaró la garganta incómodamente, su mirada pasando a Oriana, cuya expresión de shock permanecía fija en la puerta. Claramente, el arrebato de Arlan la había sacudido profundamente.
—Él está preocupado por ti, Oriana —Yorian intentó consolarla.
—No está equivocado —intervino Sierra—. Solo respondimos tus preguntas porque parecía injusto dejarte en la oscuridad, especialmente considerando cuánto ya sabes de ti misma. Pero te aseguro, no apoyamos la idea de que te aventure en el reino del Demonio en busca del alma de esa bruja.
—Se calmará. Solo dale algo de tiempo —agregó Evanthe—. Las discusiones suceden cuando la gente se preocupa profundamente el uno por el otro.
Oriana asintió en silencio, asimilando sus palabras.
—Entonces te dejaremos sola —Yorian se puso de pie—. Quizás quieras hablar con él.