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| CAPÍTULO VEINTICINCO. |
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El tiempo es algo frágil. A veces puede ser rápido y otras veces va de forma lenta.
Para Ailén fue de forma diferente, siempre se le hizo que el tiempo iba tan rápido que nunca pudo disfrutar de los momentos que pasaba con los Mortifagos o su querido Tom.
Ahora los pequeños niños de los que había cuidado eran adultos y sus amigos de Hogwarts ya eran viejos. Parecía que ella y Tom seguían siendo estudiantes de Hogwarts a pesar de que ya había pasado años de eso.
Dumbledore tenía a todo el mundo mágico en la palma de su mano, susurrandoles al oído de los magos y brujas que los Mortifagos eran magos que odiaban a los nacidos de Muggles y que Lord Voldemort deseaba apoderarse del mundo mágico para esclavizarlos.
Pero una noticia maravillosa invadió al mundo mágico, dando esperanza a los magos y brujas.
Una profecía que el propio Dumbledore inventó para por fin desaserse de Tom y su imperio de magia obscura.
—El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida... El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso nacerá al concluir el séptimo mes...—
Una profecía que fue dicha por una ilusión de la recién profesora de Adivinación, Sybill Trelawney. Afortunadamente para Dumbledore todo el mundo mágico –aunque al principio se burlaban de la profecía–, creyeron en las fieles palabras de la ilusión barata que hizo el hombre de barba blanca.
El plan de Dumbledore era simplemente, sabían de ante mano que dos de sus aliados estaban casados y que sus esposas estaban embarazadas. Cualquiera de ella puede dar a luz a un hijo nacido a finales del séptimo mes. Y por eso los tendría a su lado, para después de un tiempo matarlos y quedarse con el niño o niña. Así podría criarlo con un odio hacia Voldemort y convencerlo de que el es elegido. Él que derrotara al señor Tenebroso y traerá la paz al mundo mágico.
Pero Dumbledore nunca creyó que la verdadera profecía, la que acabaría con él de una vez por todas. Se encontraba en las manos de los Mortifagos y del señor Tenebroso.
—La única con el poder para derrotar a Albus Dumbledore es la más cercana a su rival... Nacida de los que le desafiaron tres veces, venida al mundo el vigésimo día del cuarto mes. El Señor Tenebroso la señalará como su igual, ella tendrá un poder que el mundo mágico no conoce. Aquella bruja morirá a manos de Albus Dumbledore, desbloqueando el poder que le fue otorgado para derrotarlo. Pues ningún de los dos podrá vivir mientras el otro siga con vida... La única con el poder para derrotar al mago más poderoso del mundo mágico nacerá el vigésimo día del cuarto mes—
Los meses pasaron y por los rumores de la profecía la pareja Potter se ocultaba del señor Tenebroso, pues creían en la palabra de Dumbledore el cual aseguraba que Voldemort estaba buscandolos a ellos y a su hijo el cual nacería, según los cálculos a finales del séptimo mes.
Los Mortifagos estaban al tanto de lo sucedido por lo que buscaban por todo el mundo mágico a la pareja. Para ponerla a salvó de Dumbledore.
Sabían que él los engañaria y mataría para que la profecía que estaba en boca de todo el mundo mágico, se cumpliera.
El verdadero paradero de la pareja Potter fue revelado por los amigos de más cercanos de James Potter, ahora la esposa del señor Tenebroso se dirigía hacia la casa donde vivía la pareja.
Ailén sabía que tenía que ir sola, así podría convencerlos y llevarlos con ella a un lugar más seguro. Lejos del viejo bastardo de Dumbledore.
Estando en el valle Godric, se dirigío a la casa que se viera relativamente sospechosa. Pues sabía que Dumbledore enviaría a magos que estuvieran de su lado para cuidar la casa.
Afuera de la casa se encontraba Sirius y Remus, suspiró aliviada. Sirius se había criado con ella y sabía la verdad sobre Dumbledore pero nunca se lo dijo a nadie, pues fue petición de la pelinegra que fingiera odiar a Lord Voldemort y a los Mortifagos para ganarse la confianza de Dumbledore.
Y con ellos de los chicos que ahora eran sus amigos.
Los miró con una sonrisa y entró a la casa sin problema, buscó por toda la plata baja pero no había nadie. Así que subió las escaleras hasta la plata superior y buscó por las habitaciones, escuchó la regadera del baño así que supo que la pelirroja estaba duchandose. Y por lo que había visto estaba sola, James había salido.
Se sentó en la merecedora de la habitación del bebé. Esperando a que la madre apareciera, y después de unos minutos apareció cruzando la puerta. Su expresión era de miedo y furia mezclados.
—Hola Lily— habló la pelinegra con una leve sonrisa —Severus me habló de ti— la miró —Eres realmente linda— agregó
—¿¡T-tu que haces aquí?!— preguntó con temor la pelirroja —No eres bienvenida en mi hogar— alzo su varita en forma de amenaza
—Tranquila— sonrió Ailén —Vengo en paz, solo quiero hablar contigo— agregó seria
—Todo lo que dirás son más que mentiras, conozco tus sucios juegos asquerosa Mortifaga— agregó con notable despreció
—Escúchame Lily, hago esto solo porque Severus me lo pidió— dijo sintiendo como su paciencia se agotaba —Dumbledore no es lo que piensas que es. Es un bastardo doble cara— se levantó de la mecedora —Los atacará a los dos en cuanto su pequeño hijo nazca— advirtió molesta —Sino me quieres creer no me creas, pero te estoy diciendo la verdad—
Dicho eso la pelinegra salió por la ventana de la habitación convirtiéndose en una nube de humo negro.
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Y como la profecía había dictado el primer hijo de los Potter nació a últimos del séptimo mes. Los Mortifagos nunca dejaron de vigilar a la familia Potter, sabían que Dumbledore no tardaría en atacarlos.
Después de unos días Sirius y Remus llegaron a la mansión Riddle. Dando la noticia de que Dumbledore planeaba atacar a la joven pareja el 31 de octubre.
Estando todos en la sala de juntas escucharon la información que aquellos espías le otorgaban.
—Así que ese maldito atacará el 31 de octubre— dijo molesta Ailén mientras se levantaba de su silla
—Entonces estaremos listos— agregó Bellatrix con una sonrisa
—No dejaremos que ese bastardo se salga con la suya— agregó Tom mientras miraba a su esposa con una leve sonrisa
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