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Las pestañas de la Princesa Daisy se agitaron como las alas de una mariposa, temblando ligeramente antes de que levantara la cabeza incrédula. Luego, subconscientemente miró hacia el bolsillo.
Sus ojos profundos y afectuosos permitieron a Shen Ruojing entender sus pensamientos en un instante.
Estaba preocupada de que la vibración que acababa de sentir fuera solo su imaginación, que fuera falsa.
Shen Ruojing no pudo soportar ver a una mujer tan hermosa con una mirada resentida en sus ojos, así que no pudo evitar toser y recordarle: "Es tu teléfono. Parece haber recibido un mensaje."
Su voz hizo que la Princesa Daisy, quien estaba sumergida en su propio mundo, se estremeciera por un momento. Daisy luego miró a Shen Ruojing, mordiéndose el labio inferior, haciendo que Shen Ruojing quisiera ayudarla a sacar el teléfono y echar un vistazo por ella.
Finalmente, bajo su mirada alentadora, la Princesa Daisy metió la mano en su bolsillo y sacó su teléfono.