Con los ojos abiertos de par en par, tanto Beatriz como Evie se levantaron rápidamente de sus asientos. El asombro absoluto se reflejaba en sus rostros. La identidad de su invitado las había tomado por sorpresa.
—¿Gav? —Evie fue la primera en recobrar la compostura y habló emocionada—. ¿Mi esposo está aquí?